martes, 9 de agosto de 2022

DÍA 9, JUEVES

 Mal dormir. A las 6.30, en pie. Meditación matinal y al tajo. Hay que despejar el jardín de las ramas del olivo. Lo consigo en parte. Aprovecho las ramas gruesas para leña y el resto lo deposito en el terreno asilvestrado que tenemos al costado. Allí, en medio de la maleza, principalmente acacias, descubro un nogal (que nunca ha dado nada) y un olmo. Flipo. Un olmo hermoso y sanísimo. Me siento privilegiado en mi “jardín”. 



Llamo al que debe venir a ver el cedro y me confirma que viene por la mañana. No salgo de casa. No viene. Me llama por la tarde cuando estoy en la biblioteca. Se disculpa y quedamos para el día siguiente a primera hora. Veremos.

Al salir de la biblioteca, visito a mi tía y hago cuatro compras. Vuelvo al jardín, y convoco a los hermanos Lomas a unas cervezas para cuando se ponga el sol. Apacible tertulia bajo la parra, Ponemos al día nuestros recuerdos, mientras van pasando las horas.

Pero el cansancio va haciendo mella en mi cuerpo de urbanita.


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