jueves, 4 de agosto de 2022

DÍA 3, VIERNES

 Noto que entran unos rayos de sol a través de la persiana. Deben ser más de las 7:00. Aguanto…

(Reescribo esta entrada, que se me ha borrado misteriosamente del ordenador. Empiezo a comprobar que las dificultades de hacer un blog de esta experiencia, no pasan solo por no disponer de wifi. ¡Arggg!)


Me levanto a las 10.30. Por fin, he tenido una noche buena y he dormido largo y tendido. Es tarde para trabajar en el jardín y comienzo por las gestiones pendientes.  Reviso cisternas y caldera. Nada funciona. De llamada en llamada, hasta tres, consigo concertar visita de fontanero y técnico de caldera (agua caliente) para la semana que viene. También de una empresa de construcción (?) para que vengan a cortar el cedro seco, que amenaza con precipitarse sobre nuestras cabezas a la menor vibración. Por último, gestiono visita a un familiar, a la residencia de ancianos, para esa misma tarde.  Cambio la goma de una cocina para instalar la única bombona de butano que queda, pero tampoco funciona. Así que o ensaladitas o bombona de camping-gas. ¿Lavadora? Existe. Pero por la experiencia con la cocina y con la poca ropa que tengo, me decanto por la opción manual. Total con el solazo que pega, se secará rápido.



Voy a la residencia donde me espera mi tía en el zaguán, junto a otros diez ancianos de condición física y mental diversa. Me saluda sonriente, pero dudo que me reconozca. No lleva audífonos. Se los pido a la cuidadora. Con ellos tampoco me entiende. Que si cambiamos de pila y que tampoco. Así que uso el móvil para escribirle mensajes. ¡Me reconoce! Ella se ha quedado contenta, yo frustrado,

A continuación, me dirijo a la biblioteca municipal y resulta que está genial. Sala de ordenadores y de lectura, wifi gratis, aire acondicionado, vaya que estoy pensando en trasladarme allí. Así, que aprovecho hasta la hora de cierre para activar el proceso blog (ya comentado en entradas anteriores).


 

Al regresar a casa me digo que podría ser bueno salir con la bici ahora que se está poniendo el sol y corre el aire. Así que paseíto en bici al ocaso. Entre tanto, contacto con wasa con un amigo del pueblo de años ha, y me propone un plan de cañas al volver del paseo. Dejo bici, me cambio y subo a la plaza. Reencuentro entrañable con Pablo y con Amaro, Víctor, etc. Una caña y otra y me dan las tantas.

Mola esto del pueblo.


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