Hoy he decidido dedicar la mañana a hacer una excursión cultural. Apenas conozco la “comarca” y es que cuando de pequeño veía al pueblo, mi radio de acción se limitaba a donde me llevara la bicicleta. En aquellos tiempos, se reducía a las piscinas del pueblo y a algún que otro pueblo de los alrededores. Así que miro GoogleMaps, cojo cámara y subo al coche. Objetivo, Santa Maria la Real de Nieva, que por lo visto tiene un monasterio muy interesante, y a partir de ahí, lo que vaya viendo. Quien sabe si en un futuro no muy lejano, hay que mostrar rutas desde un hipotético alojamiento de turismo rural.
Bueno, lo del monasterio (Nuestra Señora de Soterraña, para ser precisos) es toda una sorpresa. El claustro, de entrada gratuita, es espectacular. Particularmente, la escultura de los capiteles. Por lo visto, el edificio es de finales del siglo XIV- principios del XV, y de impulso regio. Pero estilísticamente, parece un románico (la obra escultórica de los capiteles) de transición al gótico (arcos apuntados, bóveda de crucería muy simple y austera). Tuve la suerte de poder visitar la iglesia, pues estaba abierta, y allí ya se ven trazas estilísticas de otras épocas: gótico tardío en la portalada principal (lateral de la nave de crucero), retablos barrocos. El saqueo de las tropas napoleónicas y el abandono al que llegó el edificio, tras la Desamortización, supusieron una pérdida importante de su riqueza. Aun así, lo que se ha conservado es magnífico.







Sigo carretera y veo una estación de tren abandonada. Pienso que puede ser un tema fotográfico interesante y bajo del coche a explorar. Efectivamente, es un espacio increíble.
Así que aprovecho para tirar unas cuantas fotos.
No acaban aquí las sorpresas. En un cartel de la carretera veo indicación de yacimiento arqueológico “Petroglifos de Domingo García”. Demasiado para una mañana. Tras un angosto camino llego al yacimiento, sin vigilancia pero con carteles informativos muy precisos. Resulta que en las rocas del cerro hay grabados prehistóricos de unos 20.000 años de antigüedad (Paleolítico), aunque la mayoría son del neolítico y representan escenas de caza. No todos los grabados son fáciles de ver. Al paso del tiempo y la erosión de la roca, se suma la acción vandálica de unos cuantos imbéciles ignorantes, que han dejado sus propios grabados sobre las rocas y encima de los grabados existentes. Increíble. Este lugar, debería sin duda estar más protegido, estudiado y promocionado.

Después de tantas emociones, comida y siesta.
Al anochecer recibo la visita de Paula Lomas y unos amigos que han llegado de Albacete.
Les muestro mi humilde mansión y salimos a cenar al mesón del pueblo.
Para rematar el día nada mejor que acabar con unos gintonis.