A media mañana, parto para Segovia. Debo devolver las herramientas, que me ha dejado Pedro. Aprovecharé, de paso, para terminar de hacer cosas pendientes: visitar la iglesia de la Veracruz, la librería del Acueducto y el Museo Esteban Vicente. En este último, me encuentro con una exposición conjunta de obras de Sorolla y de Vicente, con la temática del JARDÍN. Toda una revelación y un gran broche para mi periplo neorrural. Museo como santuario, jardín como refugio y fuente de inspiración, ora et labora (en el huerto) y además, espacio de creación... Percibo que hay que profundizar: jardín como paraíso en diversas tradiciones religiosas y arquitectónicas… Vaya: aquí hay tema. Miro hacia atrás, los días pasados en le pueblo, y en realidad, el jardín ha centrado buena parte de mi tiempo y se convierte en el polo de atracción para mi futura decisión.
A última hora, realizo las últimas despedidas (el tío Lomas, mi primo Paco) y la última ronda con la cuadrilla.
Y allá va la despedida.
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